martes, 28 de enero de 2014

DUERME...

Duerme...
Callada duerme.
Abraza su propia piel.
El frío, le atraviesa el alma.
Las horas, los días,
se fueron...
terminaron muriendo
lejos de aquí.
La noche guarda silencio.
En el aire,
colores inesperados.
Y entre ellos, olor a carne.
¡Cuánta miseria queda
en la piel desnuda!.
Que triste es ver amanecer,
con los mismos ojos...
El día de mañana, arde.
Ya no hay remedio,
tampoco enfermedad.
Es solo un momento
un instante,
donde sonríes y lloras
al mismo tiempo.
Nada mas ,hay.
Solo el abrazo desesperado
que intenta sobrevivir...

Paulina Moya
©2012 Paulina Moya

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