Se van las horas
pensando en el invierno.
La brisa helada
llega despacio.
Los ojos flotan en la nada.
Y detrás de las estrellas,
el mar lejano.
Llega la lluvia tormentosa,
queriendo romper
el universo.
Calla el sol fugitivo,
como un niño asustado.
El dia se miente así mismo.
Y la luz se esconde y se asoma.
Mi espalda solitaria,
acuna el deseo.
Mas allá del ser
que vive y muere en el intento.
Paulina Moya
©2012 Paulina Moya
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